3ª Entrada de Formación
"Glorificad a Cristo el Señor en vuestros corazones, dispuestos siempre para dar explicación a todo el que os pida una razón de vuestra esperanza" (1 Pe 3, 15).
Regla 4ª
Segundo fin: Promover la evangelización de sus miembros, mediante la formación teológica y espiritual.
El término "evangelización" tiene un carácter especial dentro de la Iglesia pues viene a ser su tarea primordial. "Evangelización" es la acción de anunciar el Evangelio, la Buena Nueva de Jesucristo, por parte de la Iglesia. Su fruto primero es la conversión, que es el reconocimiento de Jesucristo como Salvador, la apertura de todo nuestro ser al Espíritu Santo y la entrega total e incondicional al amor de Dios Padre. Este fue el mandato que los apóstoles y con ellos la Iglesia, recibieron de Jesús resucitado antes de partir: "Id y llevad la Buena Nueva del Evangelio a todas las gentes..." (Mc 16, 15) La evangelización de toda la humanidad en todos los tiempos es la misión fundamental de la Iglesia. Y esta misión esencial tiene que alcanzarnos vitalmente a todos nosotros, personal y comunitariamente. Podemos intuir ya el alcance que tiene esta preocupación de nuestra Hermandad al promover la evangelización de sus miembros.
Podemos constatar de entrada que este segundo fin está profundamente unido al primero. Reconocer y dar gloria y culto público a Dios (fin primero) sólo es posible desde la clara conciencia y reconocimiento de nuestra pertenencia viva y existencial a Cristo Jesús. Si estamos incorporados por nuestro bautismo a la Iglesia y a su misión, necesitamos adquirir la estatura de Cristo en nosotros para que nuestra ofrenda de entrega y de culto a Dios sea plena y verdadera. De ahí la necesidad de que los hermanos estemos conscientemente evangelizados y por ello "arraigados y edificados en Cristo y firmes en la fe" (Col 2, 7).
Ser Hermandad es querer llegar a ser pioneros en la misión de Jesús; Es nuestra característica fundamental y lo que el mundo espera de nosotros: por ello nos urge siempre nuestra incorporación personal a Jesucristo, unidos existencialmente a él, para hacer posible la auténtica hermandad y comunidad de hermanos en él.
Nuestra regla habla de "promover" la evangelización mediante la formación teológica y espiritual: es decir, en el conocimiento y en la experiencia de Dios en nosotros. Urge formar a Cristo en nosotros.
Este es el orden: Necesitamos como hermanos configurar primero nuestra identidad cristiana, formar a Cristo en nosotros y entre nosotros, adquirir la estatura que nos identifique como discípulos de Jesús, seguidores convencidos y fieles a su mensaje. Y sólo después, todo lo demás que deberá ser expresión y consecuencia de este primer momento. Esta fue la preocupación de San Pablo: "¡hijos míos!, por quienes sufro de nuevo dolores de parto, hasta ver a Cristo formado en vosotros" (Ga 4, 19). Para pertenecer a la hermandad necesitamos adquirir "la forma" de Cristo, del seguidor de Jesús, de manera consciente y clara... entrando juntos en la búsqueda de:
- quién es Jesucristo –"Y vosotros ¿quién decís que soy yo? "(Mt 16, 15)
- qué quiere de nosotros y
- qué implicaciones tiene creer y aceptarlo como el Señor de nuestras vidas.
Necesitamos como Hermandad asumir juntos un itinerario de formación cristiana que nos ilumine y nos capacite en nuestra misión; que vayamos descubriendo y experimentando poco a poco, progresivamente, cómo la fe está llamada a hacerse vida en nosotros a lo largo y ancho de nuestra vida. Un itinerario dentro de la Iglesia que es la depositaria de la verdad que nos enseñó Jesús. "...y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado" (Mt 28, 20).
Formación teológica y espiritual, porque nuestro crecimiento ha de ser integral.
a) Teológica: En el conocimiento, la inteligencia y el significado para nuestra vida -con la luz del Espíritu Santo ("...el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena" [Jn 16, 13])-, de los postulados doctrinales que fundamentan nuestra fe y que recoge el Catecismo de la Iglesia Católica, verdadero compendio de los grandes temas de nuestra fe: 1. La profesión de la fe. 2. La celebración del misterio cristiano. 3. La vida en Cristo. 4. La Oración Cristiana.
b) Espiritual: Y, porque la fe está llamada no sólo a conocerse, como un saber teórico, sino que su finalidad última es que penetremos vitalmente en el misterio cristiano, guiados por la Palabra de Dios y con la luz del Espíritu Santo -"El será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho" (Jn 14, 26)-. Es el Espíritu quien nos hace espirituales al formarnos en la búsqueda interior, saboreando nuestra fe en la comprensión y vivencia profunda del Misterio Cristiano.
En resumen: Nuestra Hermandad, a la hora de presentar sus fines, ha optado por ir a la búsqueda de lo esencial: ayudarnos a los hermanos a crecer y madurar nuestro ser cristiano. ¡Qué importante es que nos tomemos muy en serio nuestra formación cristiana! Tarea que nunca se termina pues siempre necesitamos actualizarnos en ella.
La hermandad cuenta ya con medios personales y puede ofertar una estructura básica para todos los hermanos que deseen iniciar esta andadura tan urgente hoy en día. Basta con que lo des a conocer en secretaría o me lo digas personalmente.
Hay que crecer y madurar en el Señor y que, de palabra y de obra, en nuestra vida personal y profesional y a través de nuestras tareas y actividades dentro de la Hermandad... "podamos dar razón de nuestra esperanza" (1 Pe 3, 15).