LAS AGUAS VOLVIÓ A RECIBIR AL ROCÍO DE SEVILLA

Una tradicional visita, que aunque nos sepa a suspiro, para esta Hermandad supone nuestra necesaria dosis rociera, esa a la que Su Santidad Juan Pablo II nos evocó en aquella histórica visita..."Que todo el mundo sea rociero"...porque algo profundo y auténtico habría visto el Santo Padre en esta fiesta de fervor popular.
Un sentimiento rociero, que aunque reencontrado desde hace más de dos décadas en el Arenal, no nos es nuevo para los hermanos de Las Aguas y del que nuestra Corporación se empapó desde 1813, compartiendo templo con la bicentenaria Hermandad del Rocío de Triana.
El cariño entre ambas Corporaciones se palpó en las notas de la Salve del Rocío de Sevilla, tan cantada por unos y por otros, y en los acertadísimos "vivas" de Ricardo Laguillo, Hermano Mayor de la Hermandad del Salvador, que demostró sus devociones a la Madre de la Hispanidad, Santísima siempre Guadalupe.
Un suspiro, un pellizco, una chispa, que nos supo a la gloria misma en el regazo de la misericordiosa Virgen del Rocío y que, como rezaban las voces de los romeros, volvían a dejar en el Arenal "...de nuevo pisada de bueyes, que tiran de blancas carretas...".
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