Todo se encontraba preparado para uno de los años más especiales en cuantas procesiones ha tenido Nuestra Señora del Rosario. D. Jesús Mendoza, restaurador, Nº Hº D. Sergio Muñiz, carpintero y la Priostía de la Hermandad se afanaron para ultimar los últimos detalles de un nuevo paso, que venía a cumplir con la deuda que la Hermandad de Las Aguas aún tenía con nuestra Titular letífica.

 

Por fin nuestra Gloriosa Virgen María tenía un paso procesional en propiedad. Una obra que venía a acrecentar, y en mucho, el patrimonio de nuestra Corporación, pero sobre todo a dignificar una procesión de quien tantos años se ha encargado de guardar y cuidar a los vecinos del Arenal.

 

Los hermanos también supieron estar a la altura, acudiendo al llamamiento del Diputado Mayor de Gobierno, quien, con esfuerzo y dedicación tan meritoriamente ha sabido devolver a la procesión del Rosario el esplendor que nunca debió perder, logrando formar un cortejo de acompañamiento de más de 120 personas, de las cuales más de ochenta lo harían portando cirios blancos, pese a la inestabilidad meteorológica que se predecía.

 

 Y así fue. marcaba las seis de la tarde el reloj de las Reales Atarazanas cuando la lluvia empezaba a apretar en el atrio de nuestra Capilla. La Junta de Gobierno, reunida en Cabildo de Oficiales y con la presencia de nuestro Delegado de Glorias del Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla, D. Eduardo Carrera, decidió de manera firme y unánime la suspensión de tan especial procesión del Rosario.

 

Un ejercicio de responsabilidad pese a no ser la despedida soñada para los oficiales que concluyen mandato, pero refrendado por las propias inclemencias meteorológicas que volvieron a hacer aparición sobre el cielo de Sevilla.

 

Un piadoso y emotivo rezo del Santo Rosario en nuestra Capilla acabó con una jornada que pasará a la historia de la Corporación como el "no" estreno del paso procesional de Nuestra Señora del Rosario, pero con la alegría de un gran objetivo cumplido. Solo será cuestión de esperar 365 días.