Cuando las cosas se hacen con verdadera ilusión y cariño, como sucedió en el día de ayer, sin duda, los resultados no podían ser otros que los que fueron; una jornada perfecta de convivencia, diversión y solidaridad.

 

Las cinco de la tarde marcaba en el reloj, como establecen los cánones más clásicos, cuando se dio la orden para que se abriera  el cerrojo de los sustos...y de las risas. El propietario de la Hacienda la Moharra, de torilero improvisado, le abrió camino a una negra vaquilla de buena condición, cuando llego uno de los momentos estelares del día.

 

El maestro Rafael Torres, aquel que en su juventud abriera la Puerta del Príncipe para ganarse un lugar en la fiesta, volvía a agarrar un capote en público para dar unas lecciones de tauromaquia con clase y torería. Paró y templo la vaquilla, para darle dos series de verónicas rematada con una media de esas que siguen latiendo en la plaza cuando todo ha terminado. La banda agarraba los instrumentos a sabiendas de lo que se estaba viviendo, pero nuestro Diputado Mayor de Gobierno, cual Pepín Tejera, se hacía de rogar. 

Muy relajado el ganadero Luis Garzón, muleta en mano, gustándose por bajo ante el morlaco de su propia crianza. Sonaba el pasodoble "La Entrada" y nuestro hermano Luis hilaba con cadencia y muchísimo gusto, para rematar con un desprecio de bella factura.

 

A partir de ahi, todo fueron meras voluntades de los que, con más ganas que arte, intentamos darle algunos pases al toro provocando las risas del respetable.

 

 Con carácter previo, la querida gente de Aracena nos sirvió una copiosa y exquisita comida, al mando de nuestro Capataz, Gonzalo Carrión.

 

La fiesta, como también establece el dictado tradicional, llegó tras el arrastre. El grupo de rumbas y sevillanas "Los salaos", algunos miembros de la cuadrilla de Guadalupe, quisieron poner la música festiva y consiguiendo que la gran mayoría de los presentes bailaran durante unas cuantas horas. Ya no se le podía pedir más al día.

 

Larga es la lista de agradecimientos. En primer lugar a la familia Rosa-Peinado por cedernos su casa, la Hacienda La Moharra, y a los ganaderos Hermanos Garzón por las reses cedidas para la ocasión. Mención especial también merece la Banda Municipal de Mairena, que nos dio una gran sorpresa, poniéndole los pasodobles a la jornada taurina, y al grupo "Los salaos" que amenizaron la fiesta.

 

Y por supuesto, gracias a los casi 200 asistentes que convirtieron este pequeño evento en una gran fiesta de solidaridad, contribuyendo a la Bolsa de Caridad de la Hermandad de Las Aguas en un día muy especial. Gracias a todos.