Hermandad del Rosario

Los primeros años después de la Fusión entre la Hermandad de la Santa Cruz y la Congregación de Nuestra Señora del Rosario en 1738 son esplendorosos, encargándose la imagen de Nuestra Señora del Rosario que hoy conocemos y que está atribuida a Pedro Duque Cornejo o a alguien próximo a su círculo artístico.

El Real Decreto de Carlos III de 25 de Junio de 1783 por el que todas las Hermandades deben presentar sus Reglas al Real y Supremo Consejo de Castilla y la Invasión Francesa de 1810 que utilizó como fragua y herrería para caballos la Capilla de Nuestra Señora del Rosario le pasó a la Hermandad una dura factura tanto en lo físico, perdiendo casi todos los enseres menos la Virgen (guardada en el domicilio del Mayordomo Don Fernando Zambrano) como en lo espiritual, decayendo la devoción por la interrupción de los Rosarios vespertinos.

La Capilla se reedifica y se abre al culto en 1815 gracias al esfuerzo de sus hermanos que ven como casi 50 años después vuelve a clausurarse el templo a causa de la Revolución de 1868 "La Gloriosa", repitiéndose la situación guardando a la Titular en el domicilio particular de unos hermanos. En 1876 se devuelve al culto pero con escasa asistencia de hermanos. La Hermandad languidece ante los duros golpes que la historia le proporciona a la vez que a su alrededor va levantándose el Barrio del Arenal que hoy conocemos.

En el año 1890 se reúnen en la Capilla para rezar el Santo Rosario un grupo de jóvenes que es el germen reorganizador de la Hermandad de Penitencia de las Aguas.

En 1892 una riada merma definitivamente a esta Corporación quedando abandonada toda actividad religiosa y quedando la Hermandad prácticamente disuelta.

Diez años más tarde la Hermandad de la Estrella de Triana propone fusionarse con la decadente Hermandad de Gloria para revitalizarla, restaurar el templo y tener sede propia en el Arenal. La propuesta que venía avalada por la casi totalidad de la Hermandad de la Estrella no prospera ante la negativa del párroco de Santa Ana.

Exiguos 12 hermanos son los que impulsan la difícil tarea de reorganizar la maltrecha Hermandad que consigue en Octubre de 1909 rehabilitar la Capilla abriéndola al culto y cinco años más tarde, el 11 de Octubre de 1914, hacer procesionar a la Virgen del Rosario.

En 1917 la Hermandad nombra Hermano Mayor Honorario al Cardenal de Sevilla Enrique Almaraz y Santos.

El Alzamiento Militar de 1936 trae a la Hermandad una vinculación con el Parque Divisionario de Artillería nº 2 establecido en las Antiguas Atarazanas sirviendo la Capilla como lugar de oración y referente del culto dominical para la tropa residente en tan cercano Cuartel.

En los primeros años de la década de los cincuenta se formaliza la concordia que ya existía con anterioridad hermanándose con la de Penitencia de las Aguas que entonces radicaba en la Iglesia de Santiago el Mayor, pasando varios hermanos a engrosar la nómina de la Hermandad del Rosario.

Pero a pesar del tremendo esfuerzo de algunos hermanos señalados, la Hermandad languidece hasta que consigue normalizar su vida con la fusión el 12 de Diciembre de 1977 con la Hermandad de las Aguas después de haber tenido un largo litigio sobre la propiedad de la Capilla con el acuartelamiento que a su alrededor se construyó y que hoy ocupa el espacio del Teatro de la Maestranza.

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